Mediante la administración de ondas de baja frecuencia y la consiguiente resistencia de los tejidos al movimiento de los electrodos, conseguimos un calentamiento local y profundo que oscila entre los 3 y los 5 grados centígrados.
Al estimular la producción del colágeno se forman nuevas fibras estéticas, más flexibles, que sustituyen a las envejecidas aportando luminosidad, tersura y un aspecto más joven a la piel desde la primera sesión. Los efectos comienzan a ser visibles pocos días después de su aplicación. Sin embargo, se recomienda una terapia semanal durante 2 o 3 meses para una manifestación más holística y definitiva.